¡Bienvenidos a nuestro Reto #21diasSinAzucarAñadido! Será un placer compartir con vosotros nuestra experiencia de pasar 21 días sin tomar azúcar añadido. Vamos a dar estrategias y alternativas, vamos a explicar el funcionamiento del azúcar en el organismo, cómo lo procesa nuestro cerebro y nuestras hormonas cuando lo consumimos, vamos a daros recetas y opciones saludables,… en fin, un montón de material alrededor del azúcar, para que tomes decisiones más conscientes y más sabias en vuestra alimentación. Recordad que la información es poder. Iremos contándote los progresos por redes sociales también: Facebook, Instagram, Youtube y Twitter. En qué consiste el reto #21díasSinAzúcarAñadidoLo primero que me gustaría dejar claro es que esto no es una dieta. El reto consiste en tratar de eliminar (en la medida de lo posible) la mayoría de los azúcares añadidos, incluyendo el azúcar invisible de los productos procesados. ¿Quién se apunta conmigo? Os iré contando día tras día mi experiencia, las dificultades que encuentro y cómo afrontarlas. Tranquilos, no se trata de eliminar todos los hidratos de carbono. Hablamos de azúcares añadidos. No estamos quitando todos los azúcares de nuestra dieta, sólo aquellos añadidos de forma artificial. Por ejemplo la fruta tiene azúcares presentes de forma natural. La leche también tiene azúcares presentes de forma natural. O el pan… Todos estos alimentos los podemos seguir tomando. Nos referimos a todo ese azúcar que sólo se añade de forma artificial para edulcorar, para mejorar su sabor. Por ejemplo el que llevan galletas, bizcochos, zumos preparados, ketchup, yogures con sabores… el azúcar de las infusiones, el del chocolate, el de la lasaña precocinada… (azúcar invisible). ¿Por qué 21 días? El Dr. Maltz era cirujano plástico, y se dio cuenta de que sus pacientes tardaban 21 días en habituarse a su nueva imagen tras una operación, o en dejar de sentir un “miembro fantasma” tras una amputación. Sirviéndose de sus observaciones y su propia experiencia, expuso una teoría que tras la publicación de su libro tuvo un enorme impacto. Pero en realidad lo que Maltz dijo es que se tardaba, como mínimo, 21 días en generar un hábito. Aunque el tiempo real depende de la acción en sí, la persona y la circunstancia. Sea como sea, formar o cambiar un hábito es un proceso que requiere tiempo, y nosotros vamos a comenzar con 21 días y en mi caso, el resto de mi vida. ¿Cuáles son nuestros objetivos? Este reto tiene varios objetivos:
¿Por qué? Yo soy una persona que (según creía) comía bastante bien. En casa siempre llevamos una dieta equilibrada: muchas verduras, carne, pescado, legumbres, … En casa de mis padres, mi madre ha cocinado de manera muy saludable, por lo que he adquirido buenos hábitos de alimentación. Nunca hemos sido de refrescos ni de comida precocinada ni de bollería industrial (por suerte, porque son productos que llevan muchísimo azúcar: azúcar invisible). En mi dieta actual he sido consciente de que hay algunos productos con azúcar añadido que son extras innecesarios, pero por varios motivo, se han asentado en mis hábitos. Por ejemplo chocolate negro todas las noches. Empecé a comprarlo por el tema del periodo. En esos días me apetecía algo dulce. Pero con el tiempo empecé a introducirlo después de cenar todos los días, hasta que ha llegado un día que lo necesito después de cenar siempre. Si no lo compro yo, lo compra mi chico, y si no, nos bajamos a comprarlo al super o al chino. Al final se ha convertido en un hábito y siempre hay chocolate en casa (aunque sea 80% cacao). Otro ejemplo son las tortillas de arroz con chocolate como snack para el trabajo (aún sabiendo que no son nada recomendables). Suelo ir una vez al mes a Mercadona, pero es raro el día que no las compro. De Mercadean hay otra cosa que me vuelve loca. Las berlinas de chocolate. Las venden de 8 en 8 por 2€ (imbatibles). Hace dos años que no las compro, así que a día de hoy no me suponen un problema. Pero tengo que reconocer que he tenido un pasado oscuro con esas berlinas. La mejor estrategia para desengancharme, si no las compro, no las como. Otro de los problemas que he identificado son las salidas sociales. Con la excusa del trabajo y la sobrecarga semanal, me daba el permiso de tomarme unas cervecitas para relajarme y pasarlo bien con amigos. Todo sea dicho, el ambiente te acompaña (incluso te presiona) para que bebas alcohol. Pero al tenerlo asociado, no hacía falta que nadie bebiera, para que yo me pidiera una cerveza. “Un día es un día”. Además estas reuniones sociales, también van acompañadas de comidas. O dentro de casa o fuera en restaurantes, por lo que siempre comes de más y muchas veces haces excesos en el “trio lalala” como lo llamo yo: en los aperitivos, el pan y los postres. Y si hay niños de por medio, la comida basura es casi una obligación. Con los puentes, las fiestas y las vacaciones, todo se multiplica. Que lo hagas de manera esporádica, no está mal, incluso es saludable, pero convertirlo en hábito empieza a darte problemas. ¿Consecuencias? en estas ocasiones tenía digestiones muy pesadas, dormía mal, mi energía estaba por los suelos, hinchazón, pero sobretodo, sensación de esclavitud y de necesidad. Sentía que estaba maltratando mi cuerpo. No tengo sobrepeso y mis analíticas están bien, pero quiero cuidarme a partir de ahora SIEMPRE. Problemas de una dieta con azúcar añadido En apenas tres décadas se ha pasado de consumir 2,7 kilos de azúcar por persona al año, a 36 kilos… (estoy asustada). Eso es un montón de calorías vacías. Además, comer demasiada azúcar provoca una liberación de la hormona insulina. Al principio, esto podría darte un buen chute de energía, pero con el tiempo, el metabolismo se vuelve ineficiente y comenzarás a sentirte débil. El exceso de azúcar también puede causar inflamación que, según los médicos tiene un riesgo elevado de desarrollar altos niveles de colesterol malo, presión arterial alta y diabetes. Beneficios de una dieta libre de azúcar Los beneficios de la limpieza de azúcar son numerosos. Para empezar, perderás peso, que aunque no es a más importante, a muchas personas les interesa. Tendrás más energía y concentración, te sentirás de mejor humor, menos dolorido y dormirás mejor. Te bajará el colesterol LDL o malo, y te verás menos hinchado. Si sufres de cualquier tipo de condición de la piel como el acné, psoriasis, eczema o dermatitis, tus síntomas, o bien desaparecerán por completo o se reducirán considerablemente. Efectos secundarios Eliminar el azúcar de tu dieta, especialmente si has estado comiendo un montón de azúcar, es difícil al principio. Puede que te sientas cansado, casi como si estuvieras luchando contra la gripe, y experimentarás dolores de cabeza. Te estarás desenganchando, así pasarás por un sindrome de abstinencia. Estos síntomas deben pasar después de un par de días a medida que tu cuerpo se adapta a la nueva alimentación. Sin embargo, si te sientes débil, podría ser un signo de resistencia a la insulina o hipoglucemia, así que asegúrate de comer suficientes proteínas y alimentos de bajo índice glicémico, que incluye la mayoría de las frutas y verduras. Mi recomendación es vayas al médico y que te hagan un seguimiento. ¿Cómo hacerlo? La dieta sin azúcar añadido es bastante simple en teoría. Se quita todo tipo de productos con azúcar de la dieta durante 21 días. Por desgracia, el azúcar, en sus diversas formas, se esconde en muchos de los alimentos que comemos todos los días, por lo que deshacerse de ella no siempre es fácil.
Lo importante, en todo caso, es mentalizarse para el objetivo. Hay que pensar que luchar contra el cáncer es duro. Parir un bebé es duro. Perder un padre es duro. Beber café sin azúcar no lo es, has hecho cosas mucho más difíciles que ésta. Así que si ya estas preparado y convencido, te esperamos mañana martes día 9 de Enero con el día 1 de nuestro Reto #21DíasSinAzúcarAñadido. ¿EMPEZAMOS? Este va a ser el contenido del reto: Dia 1: 10 pasos imprescindibles para eliminar el azúcar. Día 2: adicción al azúcar y consecuencias. Día 3: desayunos saludables. Cómo procesa tu cuerpo el azúcar (índice glucémico). Día 4: el azúcar invisible, así lo ocultan. Día 5: la atracción por lo dulce. Día 6: el hambre emocional. Día 7: cómo leer el etiquetado nutricional. Día 8: los alimentos integrales. Día 9: la merienda saludable. Tu hijo no es una excusa. Día 10: señales que disparan el deseo de dulce (y estrategias para controlarlo). Día 11: los edulcorantes, la stevia, ¿es el mejor sustituto del azúcar?. Día 12: el azúcar que nos bebemos. Hidratación y el agua con sabores. Día 13: postres saludables. Día 14: el ansia por el dulce (desintoxicación del azúcar). Día 15: la alimentación pre y post-entreno. Día 16: las ganas de dulce y el periodo. Día 17: snacks saludables. Día 18: el azúcar en los productos infantiles. Día 19: la publicidad y el márketing de la industria de la alimentación. Día 20: el chocolate, un sustituto de otros placeres. Día 21: la presión social. No os perdáis nada del reto en nuestra nueva web www.metodocomewithme.es Facebook / Instagram / Youtube / Twitter
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Junk food, ese es el término original que traducido al español significa comida basura o comida chatarra, este último más usado en países de latinoamérica. El término hace referencia básicamente a comidas con muchos azúcares, altos niveles de grasas, de sal y de aditivos. Este es el cóctel molotov que hace que tu organismo sienta adicción por este tipo de comidas que además no aportan ningún tipo de nutrientes a nuestro organismo.
Seguimos consumiéndolas porque crean una adicción en nosotros. Y además por su precio. Si ir a un buen restaurante puede costarte un riñón, ir a un establecimiento de comida rápida y basura aparentemente es mucho más rentable. Y digo aparente porque a largo plazo esa apariencia se vuelve muy perjudicial. La comida basura se compone básicamente de tres cosas: azúcar, grasas y sal. Cada una provoca algo en nuestro cuerpo y juntas crean que no seamos capaces de resistirnos a una hamburguesa o a un perrito caliente. Comida basura: qué daños nos provoca
Grasas trans: De estas grasas os hablaré en un próximo post. Estas grasas también producen placer y que sean tan irresistibles parece deberse a que producen en nuestro cuerpo efectos similares a los del cannabis o marihuana. Consumir grasas hace que nuestro cuerpo genere de manera natural endocannabinoides, que podrían generar no sólo euforia, sino también más necesidad de consumir grasas. Sal:Su funcionamiento es similar al del azúcar: activa el sistema de recompensa cerebral que implica la liberación de dopamina. Es el mismo sistema que sigue la cocaína, cuyo nivel de adicción se asemeja con el de la sal. Según la OMS la cantidad recomendada de sal es de 5 gramos al día, mientras que la ingesta en España es de 9’9 gramos, de acuerdo con los datos proporcionados por la Fundación Española de Nutrición, casi se duplican las recomendaciones sanitarias. Además de estos ingredientes, en la comida basura destacan los aceites vegetales refinados, de girasol, de maíz, etc. Son aceites que tienen poco valor nutritivo y que nos pueden hacer daño. Creemos que hay alimentos que son sanos y viceversa y caemos en el error de no saber realmente qué es bueno y saludable y qué no. El pollo es sano, sí, pero el pollo ecológico; el que venden en cualquier supermecado no lo es. Os animamos a todos a que probéis a dejar el azúcar y notaréis los cambios. Muchas de las personas que intentar bajar de peso no son conscientes de su consumo alimenticio ni de la desproporción entre las calorías que ingieren y lo que gastan de energía, por lo que adelgazar llega a resultar más que imposible.
Si no eres capaz de responder qué significa comer bien o no eres consciente de tus hábitos, aquí te compartimos algunas claves para saber si tu ingesta de alimentos está por encima de lo que debería. De esta forma, planteamos diez cuestiones con el objetivo de que reconsideres hasta qué punto te alimentas de forma inadecuada. 1. ¿Piensas racionalmente cuando comes alimentos con excesiva grasa? El autoengaño es uno de los primeros problemas que deben afrontar aquellas personas que no comen adecuadamente e ingieren cantidades innecesarias de alimentos ricos en grasas y carbohidratos. Por ejemplo, en muchas ocasiones, se siente el impulso de comer en cualquier restaurante de comida rápida debido al cansancio y el agotamiento que acompaña al fin de la jornada laboral. Resulta más placentero ingerir algo rápido y poco saludable que esperar a llegar a casa y cocinar algo sano. La autojustificación es otro problema que favorece el mal hábito de comer alimentos ricos en grasas y carbohidratos, con argumentos tales como “por una vez no pasa nada”, o “sólo hoy, mañana ya empiezo a comer saludable”. 2. ¿Te olvidas de portarte bien? En ocasiones, nos sentamos a la mesa con la mejor de las intenciones en lo que respecta a lo que vamos y no vamos a ingerir. Sin embargo, en el momento de ordenar o servirnos nosotros mismos los alimentos en el plato, todos esos buenos propósitos se quedan en nada: o nos servimos de más, o dejamos que nuestros ojos sean los que pidan por nosotros. 3. ¿Cuentas con refuerzo positivo suficiente? Resulta imprescindible ser benévolo con uno mismo y felicitarnos de los logros que vamos alcanzando en lo que respecta a llevar una dieta sana y una vida saludable. 4. ¿Comes demasiado rápido? El problema de ingerir a una velocidad excesivamente rápida los alimentos recae en que, en la mayoría de veces, no somos conscientes de todas las calorías que hemos ingerido en esa “carrera” que nosotros mismos nos imponemos a la hora de comer y hasta que quedamos satisfechos. Por otro lado, esta actitud provoca que tardemos más en llenarnos, por lo que el consumo de alimentos se ve incrementado. 5. ¿Tratas a la comida como un premio, incluso cuando no tienes hambre? Los alimentos se convierten para muchas personas en una recompensa; en una forma de premiarnos, sin importar demasiado el motivo. De hecho, esta actitud se repite incluso cuando no sentimos hambre; lo adoptamos como un hábito. Para evitar este tipo de actos, hay que encontrar otra forma de gratificación que nos cree tanto placer como los alimentos que solemos consumir para premiarnos. 6. ¿Sufres del síndrome de “terminar el plato”? Si eres una de esas personas incapaz de dejar algo en el plato y, por convicción, te terminas todo lo que en él hayas servido, aún cuando ya estás satisfecho, es importante entender que este es uno de los hábitos más nocivos en el objetivo de llevar una alimentación sana y no comer de más. Par ano malgastar, ni tirar la comida, esta puede guardarse o congelarse para ser ingerida en la próxima comida. 7. ¿Mantienes alimentos tentadores en casa? Conocer cuál es esa comida a la que, en ningún caso, podemos decir que no y siempre acaba tentándonos permite poner una solución fácil y efectiva al problema de los atracones: evitar comprarlo y almacenarlo en casa. 8. ¿Eres consciente de tus momentos del día débiles? Existen momentos del día que nos hacen relajarnos más de la cuenta con la dieta y con el compromiso de comer sano y no permitir que los atracones nos superen. Siendo consciente de cuando es más fácil que nuestras fuerzas decaigan, nos permite estar más alerta e intentar modificar el comportamiento impulsivo de comer. 9. ¿Necesitas el apoyo de los demás? Si es el caso, hacer participes a las personas queridas que nos rodean de cuál es nuestra situación con la comida y de nuestra intención de llevar un régimen alimenticio sano puede ayudar a obtener esa fuerza extra que necesitamos para comer lo que debemos. 10. ¿Olvidas el motivo por el que quieres perder peso? Tener en mente el objetivo final de la pérdida de peso o el por qué queremos mantener una dieta saludable puede ayudarnos y motivarnos para alcanzar esa meta final día a día. Eso sí, no hay que desesperar si algún día se falla en el intento. Seguro que más de uno os sentis identificados con alguna de estas excusas.
1. No tengo tiempo La reina de las excusas: no hace falta pasarse horas en el gimnasio para ser más activo. Con tandas de 10 minutos, tres veces por día basta para romper con el sedentarismo. Recuerda que caminar es el ejercicio más simple y está al alcance de todos ( aunque en la pérdida de peso no es suficiente). 2. No me gusta hacer ejercicio Moverse no implica necesariamente correr una maratón o pasarse días en el gimnasio levantando pesas. El ejercicio puede ser divertido: practica un deporte, baila, o convierte la actividad en un encuentro de amigos, cada semana. 3. Llego muy cansado Piensa otra excusa: ¡moverse mejora el sueño y estimula la vitalidad!. Sí, aunque no lo creas, hacer ejercicio te hará sentir menos cansado, que si no te mueves. 4. La actividad física es para los jóvenes Falso. La actividad es beneficiosa para todos. Cualquier persona puede mejorar su estado físico. Incluso personas de 90 años practican actividad física y obtienen sus beneficios. 5. Me duele la espalda, o la rodilla, o lo que sea Si este es tu caso, la cuestión no debería ser si practicar o no ejercicios, sino qué actividades puede realizar. La bicicleta, por ejemplo, requiere menos esfuerzo en las articulaciones y músculos que trotar. Consulta con un médico o profesional de actividad física para encontrar la mejor opción. No es cierto que “si no duele, los ejercicios no hacen efecto”. El dolor es un aviso del cuerpo para moderar o suspender la actividad. 6. Hacer ejercicio me da mucha hambre y no quiero engordar Aunque en algunas personas la actividad física despierta el apetito, si comes con inteligencia, el saldo será beneficioso: las calorías gastadas con el ejercicio serán menores que las incorporadas con la comida. 7. No tengo ropa/zapatillas/equipamiento Hay actividades que no requieren de una gran inversión para ponerlas en práctica. No necesitas ropa que sea el útlimo grito de la moda ni el calzado más caro del mercado. Basta que sean cómodos y livianos. 8. Soy muy obeso y me da vergüenza moverme Hacer ejercicio te ayudará a mejorar tu salud y bienestar, es algo de lo que deberías estar orgulloso. Si te cuesta hacer actividad física frente a otros, comienza a hacerlo en casa hasta ganar confianza, o pídele a un amigo que te acompañe. Su presencia hará la experiencia más agradable y con menos preocupaciones. 9. Cuando tenga un día libre, haré más actividad para compensar De más está decir que muchas veces ese día libre no llega nunca, o cuando llega lo queremos aprovechar de otra manera. Pero más allá de eso, es importante hacer actividad física en forma regular y distribuida durante la semana. Practicar actividad física sólo uno o dos días a la semana en forma intensa o sin estar adecuadamente entrenado puede resultar contraproducente. No es cierto que usar ropa gruesa o de nylon ayude a adelgazar porque aumenta la transpiración. Lo que se pierde de este modo es agua y no grasa, por lo tanto los kilos se recuperarán pronto. 10. Tengo un problema de salud Si tienes un problema de salud, es importante que consultes con tu médico. Dependiendo del problema, hay muchas opciones para hacer ejercicio. El movimiento y la actividad física promueven la salud de los tejidos. Por ejemplo: Tengo artritis y no puedo moverme. La actividad física bien dirigida e indicada para estos casos reduce el dolor y la necesidad de medicación. Es muy importante moverse si usted tiene artritis. Tengo osteoporosis y tengo miedo de caerme. ¡Error! Moverse aumenta el equilibrio, la fuerza, la coordinación y la flexibilidad. Además fortalece los huesos. Tengo diabetes. La actividad física forma parte del tratamiento de la diabetes. Aumenta la sensibilidad de las células a la insulina y bajan los niveles de azúcar en sangre. Ya lo sabes, hacer ejercicio es tu mejor opción! Hay 10 términos confusos que a menudo se utilizan en etiquetas de alimentos. Te desvelamos los trucos más frecuentemente usados por fabricantes y comerciantes, palabras vacías cuya presencia (o incluso ausencia) evoca o sugiere una realidad que no es cierta. No deberían serlo, pero lo son: las denominaciones de los productos son tramposas, juegan con las palabras, con los adjetivos, con las imágenes, en el nombre o en la descripción del alimento, usan términos que inducen a confusión o bien omiten intencionadamente palabras. El resultado es que el consumidor cree estar comprando y comiendo una cosa… y en realidad es otra diferente. Desconfía cuando dicen...
Y desconfía también de lo que no dicen... A veces la clave está en la palabra que falta. Todo en el envase finge ser lo que tú crees que es, pero en realidad no lo dice en ningún sitio: rallado o lonchas que no dice queso, picada que no dice carne. Esas palabras que faltan en la etiqueta no se omiten sin querer, o por azar, o porque quieran acortar la denominación, sino porque, con la normativa en la mano, lo que nos están tratando de vender no será queso, sino un preparado lácteo, ni será carne picada sino un preparado de carne. Estáte atento y fíjate en lo que dicen y en lo que callan: esas palabras que faltan deberían hacerte mirar con más cuidado la letra pequeña y la lista de ingredientes. En COMEwithME te enseñamos a comparar. Te acompañamos al supermercado para que aprendas todo lo necesario para hacer una buena compra y que no te engañen. Cristina Costado, nuestra nutricionista, te enseñará todos los secretos. Pide más información sin compromiso. El estrés es la respuesta automática y natural ante las situaciones que nos resultan amenazadoras. Nuestra vida en constante cambio nos exige adaptaciones. Por tanto, ya habréis oído que cierta cantidad de estrés es necesaria para mantenernos activos y adaptables al cambio. Sin embargo cuando nuestra respuesta de estrés se prolonga con el tiempo, nuestra salud, nuestro desempeño profesional, incluso nuestras relaciones, se pueden ver afectadas. ¿En qué ámbitos puede afectarnos el estrés?
La nutrición afecta a cómo la persona puede enfrentarse ante las exigencias físicas o mentales en las situaciones de estrés. De esta manera la mala alimentación estresa al cuerpo y a la mente perjudicando a la persona que se encuentra en ese estado. Así el estrés puede causar un aumento en las necesidades que requiere el cuerpo de nutrientes, vitaminas y minerales. También se pueden dar 2 situaciones. Una es la sobrealimentación y otra es dejar de comer:
¿Qué podemos hacer para disminuir nuestro estrés en el día a día?
¿Está relacionado el estrés con lo que como en mi vida? ¿Que cosas puedo empezar a modificar hoy para rebajar los niveles de estrés?. El apoyo de un coach puede ayudarte a establecer objetivos personales o laborales de tu vida, entre los que puede estar gestionar mejor tus niveles de estrés, aceptando tus limitaciones y potenciando tus habilidades. Lo que te hizo engordar fue el síndrome del abandono.
Quiero hablarte a ti, y decirte que no te ha hecho engordar una alimentación poco sana ni la falta de ejercicio. Lo que te hizo engordar fue el miedo, el sentimiento de abandono, la falta de amor, la desvalorización, la desprotección. Todo esto lo expresaste en impulsos inconscientes, y ellos se manifestaron como hábitos de alimentación poco saludables. Ten en cuenta que la finalidad de las experiencias dolorosas no es perdurar, sino enseñarnos su lección y luego disolverse. Sin embargo como tu sistema de drenaje emocional está averiado, has tratado inconscientemente, de deshacerte de esos pensamientos y sentimientos por medio de la digestión, diciendo: "si no puedo procesar mi tristeza, quizá me la pueda comer", " si no puedo procesar mi ira, quizá sea capaz de engullirla y hacerla desaparecer". Ese exceso de peso desaparecerá cuando ese niño interior que aún vive en el cuerpo del adulto, creciendo a través de la grasa, para ser reconocido y protegido por el adulto y se dé cuenta que el miedo pertenece al pasado y que ahora está a salvo. Ese niño dejará de crecer en forma de grasa corporal. Quiero que sepas que la grasa es una expresión física de tu necesidad de poner distancia con los demás, esta grasa ha sido un muro para protegerte, una barrera que tú mismo has creado. Te propongo que derribes los ladrillos de ese muro de grasa, para así darle paz y libertad emocional a tu niño interior...estos ladrillos ya no te sirven, esos ladrillos que tienes nombre y se llaman: vergüenza, rabia, miedo, rencor, injusticia, protección, separación, agotamiento, estrés, complejo de inferioridad. La grasa que te quitas de encima había penetrado en tu inconsciente antes de acumularse en tu cuerpo y cuando el peso desaparezca de tu mente, abandonará también tu cuerpo. Si estas desesperada porque tu hijo come fatal o quieres saber algunas pinceladas para enseñarles a comer, desde COmewithME os damos algunas ideas:
1. Lo primero que os tenéis que preguntar es si vosotros coméis bien. Si a ti te repugna la verdura, no esperes que tu hijo se la coma. Si cada vez que terminas de comer te comes un helado, no le digas al nene que no lo haga, porque no lo va a entender. Así que...¿tú comes bien? 2. Si ya los papis coméis bien, el segundo punto es eliminar todo lo posible la comida basura que ronda por casa. ¿Por qué? Pues para que no altere los umbrales de sabor del niño. Una galleta Oreo está más sabrosa que un kiwi y si comen comida basura, a la larga rechazarán la comida sana, es algo innato. 3. No ofrezcas, al menos en casa, alternativas de comida basura. Es decir, dar comida sana y NUNCA una alternativa de comida basura. Si el niño percibe que al negarse a una comida sana, obtiene la basura ya la hemos liado, ya te puedes olvidar de que elija la opción saludable, la basura gana siempre. 4. Hacer la comida sana agradable. Vamos a ver, si pretendes cambiar unas salchichas por un brócoli al vapor sin aceite ni sal lo llevas claro. No podemos pasar de sabores orgásmicos a comida sana insípida. ERROR. Habla con el nene y ofrécele distintos tipos de cocinado y combinaciones sabrosas de comida sana y que él decida. 5. PACIENCIA. Quizás no basten 2-3 veces, quizás sean 100, y si al final no le gusta algún alimento sano no pasa nada, a todo el mundo hay algunas cosillas que no le agradan. Pero aquí entra mucho en juego el punto 3. Si por desidia vuelves a dar comida basura, caerás en un gran error. 6. No obligarle nunca a comer. Cada uno de nosotros necesita un aporte calórico distinto. Los padres, sobre todo las madres, suelen vivir la inapetencia como un agravio personal. Otras consideran un deber atiborrar a su hijo.La culpabilidad y la frustración las invade por no saber cumplir como lo hicieron con ella. La hora de la comida es un calvario y acaban dándole comida basura. Vuelve al punto 5. “El lunes empiezo la dieta”. ¿cuántas veces te lo has repetido?
Sabes que hay algo que no estás haciendo bien y que deberías cambiarlo, pero en el fondo no quieres renunciar a nada para lograrlo…. así que lo pospones, lo dejas para el lunes… ¿Y por qué? Porque los fines de semana están para disfrutar! – pero la verdad es que de forma inconsciente te estás dando tiempo para seguir con ese “mal” hábito durante unos días más, y sin sentirte culpable, porque ya has decidido que vas a cambiarlo. De hecho te vas a dar un buen homenaje (y sin darte cuenta coger dos kilos más de propina) porque te lo mereces, al fin y al cabo el lunes se acaba el mundo. Pero llega el lunes y no te encuentras con ánimo, estás cansado, tienes mucho trabajo, ya no tienes tanta motivación como el día que decidiste hacerlo… será mejor dejarlo para otro momento…y así va pasando el tiempo y sigues igual. En esta fase puedes estar eternamente. Se le llama Fase de Contemplación donde reconoces que tienes un problema pero te quedas sin hacer nada. Te mantienes ahí, librando una batalla interna entre la parte de tu yo, que te dice que debes poner fin a esa situación, y la parte que intenta convencerte de que tampoco estás tan mal. En realidad sabes que lo que estás viviendo ahora mismo no te hace tan feliz. Si no te sientes totalmente seguro de querer hacer algo pueden pasar dos cosas, o no lo intentas, o lo haces, pero no aguantas el tiempo suficiente. Empiezas a darte excusas a ti mismo, como que ahora no es un buen momento, o que tienes demasiado trabajo y mucho estrés, que no tienes fuerza de voluntad… Lo que estás haciendo es darle poder a la excusa. Anulas tu voluntad, como si tú no pudieras elegir. Cuando alguien realmente quiere un cambio busca un cómo, cuando no lo quiere busca una excusa. Es evidente que cambiar tu alimentación ahora puede parecerte imposible, pero no lo es. No dejes que la excusa mande sobre ti. Plántale cara, y si no te sientes con fuerza busca ayuda. En el método COMEwithME podemos ayudarte a trazar un plan:
Piensa en las consecuencias de no hacer nada, qué puede ocurrir si continúas igual que estás ahora. ¿No estás cansado de esta situación? Entonces empieza, pero no esperes al lunes, EMPIEZA HOY. Una dieta saludable, en la que abundan más alimentos alcalinizantes que acidificantes (no tienen por qué ser ácidos de sabor sino de ph). El ph se mide del 0 al 14, siendo 0 el más ácido y 14 el más alcalino. Nuestro organismo, necesita estar en un valor alcalino para seguir saludable.
La constante acidificación en nuestro organismo hace que órganos del tejido conjuntivo tengan que constantemente guardarlos e intentar eliminarlos, y ésta sobrecarga puede desencadenar en problemas de articulaciones, alergias, problemas respiratorios, nerviosos y de hígado o riñón. Por otro lado, el ph es clave para el correcto funcionamiento de nuestro proceso digestivo. Las enzimas necesitan un terreno alcalino para funcionar correctamente, y poder así actuar sobre azúcares y grasas. ¿Cómo conseguir una alimentación alcalina? Reduciendo aquellos factores que acidifican nuestro organismo: el estrés contínuo, la sobrecarga de metales pesados, el continuo uso de alimentos de origen animal, lácteos, harinas blancas, azúcar, café y té negro, alcohol, salsas precocinadas, y fritos. Cuando consumimos un alimento demasiado acidificante, nuestro cuerpo, para compensar el ph, extrae minerales de propias reservas (depositadas en huesos, dientes, articulaciones, uñas y cabellos) para equilibrarlo, y de ésta forma, es cuando nos desmineralizamos poco a poco sin darnos cuenta. Es por ello que mucha gente tiene déficits de minerales cuando se supone que por ejemplo, sigue una dieta rica en calcio y magnesio. La otra forma de equilibrar nuestro ph y seguir una alimentación alcalina es ir aumentando el consumo de alimentos alcalinos ricos en minerales:
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Autores:Beatriz de la Fuente Archivos
Enero 2018
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