“El lunes empiezo la dieta”. ¿cuántas veces te lo has repetido?
Sabes que hay algo que no estás haciendo bien y que deberías cambiarlo, pero en el fondo no quieres renunciar a nada para lograrlo…. así que lo pospones, lo dejas para el lunes… ¿Y por qué? Porque los fines de semana están para disfrutar! – pero la verdad es que de forma inconsciente te estás dando tiempo para seguir con ese “mal” hábito durante unos días más, y sin sentirte culpable, porque ya has decidido que vas a cambiarlo. De hecho te vas a dar un buen homenaje (y sin darte cuenta coger dos kilos más de propina) porque te lo mereces, al fin y al cabo el lunes se acaba el mundo. Pero llega el lunes y no te encuentras con ánimo, estás cansado, tienes mucho trabajo, ya no tienes tanta motivación como el día que decidiste hacerlo… será mejor dejarlo para otro momento…y así va pasando el tiempo y sigues igual. En esta fase puedes estar eternamente. Se le llama Fase de Contemplación donde reconoces que tienes un problema pero te quedas sin hacer nada. Te mantienes ahí, librando una batalla interna entre la parte de tu yo, que te dice que debes poner fin a esa situación, y la parte que intenta convencerte de que tampoco estás tan mal. En realidad sabes que lo que estás viviendo ahora mismo no te hace tan feliz. Si no te sientes totalmente seguro de querer hacer algo pueden pasar dos cosas, o no lo intentas, o lo haces, pero no aguantas el tiempo suficiente. Empiezas a darte excusas a ti mismo, como que ahora no es un buen momento, o que tienes demasiado trabajo y mucho estrés, que no tienes fuerza de voluntad… Lo que estás haciendo es darle poder a la excusa. Anulas tu voluntad, como si tú no pudieras elegir. Cuando alguien realmente quiere un cambio busca un cómo, cuando no lo quiere busca una excusa. Es evidente que cambiar tu alimentación ahora puede parecerte imposible, pero no lo es. No dejes que la excusa mande sobre ti. Plántale cara, y si no te sientes con fuerza busca ayuda. En el método COMEwithME podemos ayudarte a trazar un plan:
Piensa en las consecuencias de no hacer nada, qué puede ocurrir si continúas igual que estás ahora. ¿No estás cansado de esta situación? Entonces empieza, pero no esperes al lunes, EMPIEZA HOY.
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Una dieta saludable, en la que abundan más alimentos alcalinizantes que acidificantes (no tienen por qué ser ácidos de sabor sino de ph). El ph se mide del 0 al 14, siendo 0 el más ácido y 14 el más alcalino. Nuestro organismo, necesita estar en un valor alcalino para seguir saludable.
La constante acidificación en nuestro organismo hace que órganos del tejido conjuntivo tengan que constantemente guardarlos e intentar eliminarlos, y ésta sobrecarga puede desencadenar en problemas de articulaciones, alergias, problemas respiratorios, nerviosos y de hígado o riñón. Por otro lado, el ph es clave para el correcto funcionamiento de nuestro proceso digestivo. Las enzimas necesitan un terreno alcalino para funcionar correctamente, y poder así actuar sobre azúcares y grasas. ¿Cómo conseguir una alimentación alcalina? Reduciendo aquellos factores que acidifican nuestro organismo: el estrés contínuo, la sobrecarga de metales pesados, el continuo uso de alimentos de origen animal, lácteos, harinas blancas, azúcar, café y té negro, alcohol, salsas precocinadas, y fritos. Cuando consumimos un alimento demasiado acidificante, nuestro cuerpo, para compensar el ph, extrae minerales de propias reservas (depositadas en huesos, dientes, articulaciones, uñas y cabellos) para equilibrarlo, y de ésta forma, es cuando nos desmineralizamos poco a poco sin darnos cuenta. Es por ello que mucha gente tiene déficits de minerales cuando se supone que por ejemplo, sigue una dieta rica en calcio y magnesio. La otra forma de equilibrar nuestro ph y seguir una alimentación alcalina es ir aumentando el consumo de alimentos alcalinos ricos en minerales:
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Autores:Beatriz de la Fuente Archivos
Enero 2018
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